domingo, 20 de diciembre de 2015

Diar 10

Pasé todo el día investigando la zona pero no pude encontrar nada. Nadie había visto lo que había pasado por la oscuridad de la noche. Acordé encontrarme con mi contacto donde siempre, quizás esa persona había visto algo. Joder, no podía pasar todo como lo teníamos previsto, no. Después de ecnontrarme con él fui a la casa del señor Lee para enterarme bien de que cojones había pasado. Por uno momento pensé que ese cabrón me iba a dar una paliza por lo que había dicho de Ji Eun la otra noche, tenía una cara que por poco me descojoné delante de él, menos mal. Me invitó a pasar a su despacho, era la primera vez que entraba ahí, cuando había ido nunca había pasado del salón, más que nada porque Ji Eun me tiraba a patadas de allí, que histeria que es a veces.

-Para qué has venido aquí.-estaba sentado mirándome fijamente mientras yo examiaba cada tontería que tenía en la estantería mientras me encendía un cigarro, se ve que le gustaban coleccionar figuras de coche, al menos ya se que regalarle por navidad.
-Mi viejo me ha dicho, perdón...mi padre, que Ji Eun no aparece. He ido con mis chicos a ver la zona, con tanta gente que hay y nadie vio nada.
-¿Tienes idea de dónde puede estar?
-Otra vez...¿Tengo cara de saberlo?-me giré hacia él acercándome más a la mesa.-Mira como me ha dejado su hija el ojo, parece que me han dado una coz, y después está usted enfadado por lo que dije.
-Si tan molesto estas, ¿por qué has venido aquí a decirme que la estas buscando?
-A veces también tengo que cumplir ordenes, ahjussi. En fin, me voy que tengo otros asusntos que atender.-en verdad no tenía nada que hacer, pensaba irme a batear unas cuantas bolas a un club que había cerca de mi casa.

Me despedí del ahjussi y salí del despacho yendo a la salida. Por el camino, en uno de los pasillos vi a esa chica...no se qué Hee, la verdad es que nunca me había fijado en ella, pero estaba tan distinta que hasta me la habría tirado antes de irme, aunque ya había uno metiendole la lengua hasta el fondo y pronto le estaría metiendo otra cosa por el coño. ¿Sólo parecía una monja cuando salía de allí o qué? De camino al club de béisbol le estuve dando vueltas al asunto de Ji Eun, lo que había hablado con mi contacto, con el ahjussi y luego me vino a la mente la escenita del pasillo, por dios si esa siempre había sigo la fea clon de Ji Eun, ahora llevaba el pelo corto y hasta con una mecha, no era nada de su estilo...Joder. Le envié un mensaje a mi contacto nada más llegar al club para encontrarnos allí. Le conté lo que había visto, para nada era normal en ella esa manera de ser, ahora parecía una zorra meintras que antes era una virgen por lo menos. Antes de irme el señor Lee me había dado el móvil de Ji Eun para que lo llevara a reparar y poder ver los mensajes, por suerte sólo tenía la pantalla rebentada, sólo necesitábamos la clave, tan obvia, el cumpleaños de Jong Suk. Pero no tenía nada, solo mensajitos con él y fotos, algunas con su amiga esa, que como he dicho antes, no se veía como antes.

sábado, 19 de diciembre de 2015

Diar 9


La casa estaba completamente en silencio, no se oía ni un suspiro. ¿Me había dejado ahí sola el chico que conocí hace un rato? Dejé la bandeja en la encimera de la cocina. No fue difícil de encontrar, era una de esas cocinas modernas que se integran en el salón. A decir verdad me gustaba ese tipo de casa, siempre acostumbrada al toque tradicional que le gustaba mantener a mi padre hacía que me sintiera como en casa de mi abuelo. Observé los muebles y cotilleé por encima algunos cajones y armarios, estaba prácticamente nuevo. Me vino a la mente cuando fantaseaba con escapar de casa para vivir con Jong Suk en un piso de estos modernos, él siempre se reía y añadía alguna broma...ya sabía que era algo imposible pero al menos en mi mente podía imaginarme un futuro con él, quizás sólo era el capricho de una niña...

-¿Buscabas algo?-por poco no se me salió el corazón disparado. El chico de antes llevaba un rato mirándome apoyado en la mesa de la cocina y yo ni me había dado cuenta. Quería hacerle algunas cuantas preguntas que me había preparado pero al parecer se me adelantó, era como si me leyera la mente.-No trabajo con los que te secuestraron si es lo que intentas adivinar. No tengo nada que ver con nadie que puedas conocer. Puedo contestarte algunas preguntas si quieres, pero no te garantizo que vaya a responder a todas.-se sentó en la mesa de la cocina sin apartar la mirada de mí.-Hay zumo de naranja en la nevera si quieres, los vasos están en el armario de arriba que hay a tu lado.

Lo miré sorprendida y dudosa. En casa solía tomar un vaso de zumo durante el desayuno, ¿habia sido una casualidad o a caso lo sabía? Abrí el armario cogiendo un vaso de la estanteria y me serví un poco de zumo de la jarra que tenía en la nevera, sentándome luego frente a él sin apartar la mirada del zumo pensando por dónde empezar.

-Puedo saber...¿cómo me encontraste? Dices que no trabajas para ellos y que no tienes nada que ver con nadie que conozca...¿Entonces? ¿Eres policía o algo así?

-No, trabajo en una pizzería. Un hombre llamó pidiendo unas pizzas, me hicieron llevárselas al piso de arriba y al bajar la puerta estaba abierta de par en par. Cuando te encontré estabas desnuda tirada en el suelo.

Me quedé completamente en shock. No podía recordar nada de lo que había pasado y por la seriedad con la que lo decía no parecía mentir. Que me habían hecho...Me dolía todo cuerpo pero supuse que era por el agotamiento de estos días y la falta de fuerza, ahora ya no lo sabía, si me habían tocado o no llegaron a hacerlo.

-Por...¿Por qué me has traído aquí?-la voz me temblaba un poco pero trataba de estar firme ante él.
-Dinero.-completamente directo, sin dar ningún rodeo. Después de todo no era muy distinto de esos horribles payasos, pero al menos las circunstancias eran mejores, por ahora.-Como dije antes, puedes pasearte a tus anchas por aquí, pero no voy a dejar que te vayas.
-¿Lo estas diciendo en serio o me estas tomando el pelo?
-No, lo digo muy en serio. Verás, tener que mantenerse uno mismo, sin estudios, es muy difícil, un dinerillo extra nunca viene mal, así que si me puedes dar la dirección de tu casa me ahorras trabajo, la foto ya la he tomado mientras dormías.-se cruzó de brazos mirándome con una cara de tranquilidad que me frustró un poco, tenía que estar tomándome el pelo, así que iba a seguirle un poco el juego hasta enterarme bien de queé trataba esto.-¿Cuántos años tienes? Yo veinticinco.
-Veinte, pero como si tuviera dieciocho, nací antes de que mi padre se casara y siempre me han restado dos años. Ah, y no se si te conviene pedir dinero por mi, toda mi familia nada entre gánsteres.
-Vaya,-sonrió con una picardía que me irritó por un momento.-que interesante.

viernes, 18 de diciembre de 2015

Diar 8

Estaba tan harta de que siempre fuera ella el foco de atención. Por un padre rico a costa de pisotear otra vidas siempre había podido tener lo que quería y sin embargo siempre se quejaba de todo, no la soportaba. Me sentía como un cero a la izquierda "Es la clon de Ji Eun", "Es tan fea y patética", "Una arrastrada", "Tan ridícula" Una sonrisa bonita, un pelo precioso y una personalidad repugnante la de esa zorra y sin embargo siempre tenía a todos detrás de ella mientras los demás éramos arrastrados a la misera por ese hijo de puta que no sabía hacer otra cosa más que mandar a sus matones para hacer el trabajo sucio. Muy bien, si se trata de mandar cualquiera puede hacerlo. Adiós a las trenzas y las gafas de pasta, yo también podía brillar tanto como ella y más. Haría que Sung Jae al fin se fijara en mi y que Jong Suk no pudiera sacarme de su cabeza. No, Jong Suk no. ¿Para qué lo querría a él que ya no tiene nada? Mejor a por el pez gordo. ¿No?

•••••••

Yo...al principio me sentía muy enfadado por lo del puñetazo. Me daba igual lo que pensara su padre y el castigo que luego recibiera del mio, no me corté al maldecirla. Al día siguiente ya se me había puesto morado el ojo, nunca pensé que la princesita pudiera tener tanta fuerza, se ve que la guardó de todas las veces que le molestaba. Como siempre estaba desayunando solo en el salón cuando mi padre envió a uno de sus hombres a darme la noticia de que no encontraban a Ji Eun por ningún lado y si sabía dónde podía estar. ¿A caso tenía cara de saberlo? Creo que ya había quedado bien claro que ella y yo no nos llevábamos precisamente bien y que si se iba no iba a decirme a dónde. La cosa fue a más el segundo día que no aparecía. Habían encontrado su móvil roto por la calle y sospecharon de las marcas de neumáticos que había. Sí, salí a buscarla, no por que yo quisiera que en parte sí...Mi viejo me dijo que la encontrara para ganarme el perdón del señor Lee por los insultos a su hija, asique salí con la moto a buscarla con la ayuda de unos amigos, mi padre tiene sus hombres de confianza y yo los mios obviamente, no compartimos tanto. Eso es todo creo...¿Puedo irme ya?

jueves, 17 de diciembre de 2015

Diar 7

Después de mi último desmayo desperté, para mi sorpresa, en una habitación luminosa, acostada en una cama bien arropada y con un pijama limpio. Al principio pensé que podía tratarse de un hospital pero por el aspecto de la habitación no lo era. Me incorporé con dificultad por el agotamiento de estos días. Junto a mi había una bandeja de comida no muy fuerte que sin duda podría pasar por la de un centro médico. Tenía tanta hambre que ni lo pensé dos veces, cogí la bandeja poniéndola sobre mi y empezando a comer, aunque ya no estaba caliente sólo quería saciar el hambre. Había comida más que suficiente pero no la pude terminar por el malestar que sentía después de estar sin comer esos días. Aparté la bandeja cuando no pude mas y me levanté de la cama, por la ropa que llevaba y el tamaño de la habitación descarté que pudiera ser mi familia, entonces me vino a la mente. Jong Suk, seguramente había sido él que no me había abandonado. Aunque traté de contactar con él después de que se fuera no dio señales de vida, teléfono apagado o fuera de cobertura... pero ahora estaba segura de que había sido él quién me había sacado de ese maldito lugar a oscuras.

-¿Ya has despertado?-alguien que no conocía de nada entró en la habitación. Un hombre más alto que yo, mediría uno setenta y algo...setenta y ocho o  quizas ochenta, no se, no estaba tan cachas como los hombres que servían a mi padre pero si se le veía alguien fuerte.  Me sentí decepcionada al comprobar que no era Jong Suk y se que lo notó por la cara que puse. ¿A caso mi secuestrador se había apiadado de mi y me había sacado de ese asqueroso sótano?-¿Ya has comido? Venía a calentarlo otra vez.
-¿Quien eres...?-musité confundida sin apartar la vista de él.
-Ah, perdón. Jin Woon-ah. Estás en mi casa, no es muy grande pero puedes pasearte por aquí a tu antojo, lo único-hizo una mueca que me resultó algo adorable pero no lo que dijo...-es que no podrás salir de aquí.
-¿Cómo? ¿Quién eres y dónde estoy? Y no me repitas tu nombre y que es tu casa, eso ya lo se.-me enfadé al oír todo eso, ahora si creía que había sido el secuestrador que por fin había tenido la cara de aparecer en vez de enviar a sus amigos o lo que fueran esos horribles payasos. Se quedó callado unos instantes como pensativo y su cara simpática cambió a seria tras unos segundos.
-¿Es que prefieres volver a ese mugriento sótano? No puedo decirte más de lo que ya sabes, al menos ahora, así que agradece que te haya traído aquí, y podrías dirigirte con mas respeto, aquí ya no eres la señorita de la casa.-salió de la habitación dejando la puerta abierta mientras susurraba consas como "Esih, seguro que es porque no tenía la comida caliente".Me pareció muy raro ese simpaticismo que tenía y a la vez como se reflejaba el enfado en él. Un tipo muy raro.

Me senté a reflexionar durante un rato, me sentía muy confundida por todo lo que estaba pasando. Cómo había llegado allí, quién me había puesto esa ropa, dónde estaban mis cosas, quién era ese chico que al parecer me había rescatado y porqué estaba siendo amable y a la vez restrictivo. Comí un poco más al recuperar de nuevo el apetito y aproveché para salir de la habitación con la excusa de llevar la bandeja a la cocina, me daba verguenza estar allí sin saber nada de quién era él. Busqué con la mirada alguna pista por la casa pero era completamente normal, parecía un estudiante que acababa de independizarse para poder ir a la universidad lejos de su casa.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Diar 6



Creo que pasaron tres o quizás cuatro días. Ese hombre me dejó ahí tirada y sólo fue para darme de beber agua en un cuenco como si fuera un perro y para seguir molestándome con sus estupideces y burlarse de mi. Nunca lo había pasado tan mal en mi vida, tenía tanta hambre que ni podía dormir bien. Me sentía tan débil y enferma que pensaba que iba a morir allí si no llega a ser por no se qué sería lo que llevaba el agua. Me quemaban los brazos y las piernas de estar atada, echaba de menos la luz aunque fuera de una mísera lampara ya que la única luz que sentía por unos segundos, dos o tres veces al día, era la luz que entraba por la puerta cuando pasaba a darme de beber. En algunos momentos mi menta llegaba a colapsar del agotamiento y al despertar estaba casi empapada, cuando me encontraba así me empezaba a mojar con el agua del cuendo hasta que despertaba. Ya me daba angustia el solo beber agua.

La puerta se quedó medio entornada. Salió con tanta prisa que se le olvidó cerrarla, que idiota. Luz. Por fin podía disfrutar de un poco de claridad y eso me dió alfo de fuerzas para seguir allí. Podía escuchar un televisor de fondo y varias voces comentando lo que iba pasando, o eso creía, no podía distinguirlo bien. En ningún momento escuché el nombre de Sung Jae o su voz por suerte para él, lo había descartado. Supongo que sería casi de noche porque la luz poco a poco se iba apagando. De repente escuché la puerta de un garaje abrirse, eso quizás me podía dar una pista de donde estaba, pero habían tantas posibilidades...Escuché unos tacones acercarse a la puerta y pude distinguir la silueta de una mujer por uno segundos,un portazo y luego gritos "¿¡Quién coño ha dejado esta puerta abierta!?""¡Tú, malnacido ven aquí!". Por culpa de ese descuido me quedé sin el agua hasta el día siguiente.

•••••••
-3 días después del secuestro-

Ji Eun había desaparecido completamente. Por más que la estuvieron buscando no la encontraban por ningún lado y no podía seguir esperando a que por alguna casualidad dieran con ella, porque nadia iba a sospechar de quién se la había llevado, ni se acordaban de ella.


Volví a soñar con ella. Se veía como un ángel siempre sonriente. Caminaba hacia ella por un camino de tierra para darle una sorpresa cuando se giró hacia mi mostandome una rosa. Aunque no había logrado sorprenderla yo también sonreía sin apartar la mirada de ella. De repente todo se volvía rojo y su cara se llenaba de horror. Esa espina se iba clavando cada vez más en su dedo retorciéndose poco a poco por toda su mano, subiendo por el brazo hasta envolverla entera. Todo se volvía negro y yo corría llamando su nombre pero ella no contestaba, nunca me había sentido tan agobiado.

martes, 15 de diciembre de 2015

Diar 5

Ya estaba todo planeado y listo para actuar. Por suerte sucedió algo con lo que no había contado y que era una gran ventaja. En cuanto la vi salir por la puerta avisé a uno de mis secuaces de que el plan había sido modificado, que estaba sola corriendo por la calle seguramente sin ninguna dirección. Quien sabe, quizás no teníamos que usar la fuerza para poder llevárnosla.


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Salí corriendo de aquel lugar en cuanto me escaqueé del salón. Por suerte ya estaba anocheciendo y pude pasar desapercibida para los chofer que habían en el aparcamiento esperando a que acabara la reunión para volver a casa. Paré de correr en cuanto me alejé un poco, me dolían los pies por los zapatos que llevaba y después de todo iba a tener que volver si no quería que mi padre me volviera a castigar a caminar por las brasas, un castigo muy original y cruel para una hija, pero después de todo era lo mejor comparado con lo que podían pasar sus hombres en un castigo, y como no, tenía que verme "siempre perfecta como una flor", si me hería que no se viera...

Descansé un poco después de haber corrido y me dispuse a dar la vuelta pero algo me lo impidió. Una furgoneta dio un fuerte frenazo frente a mi y de ahí bajaron unos hombres con unas horribles máscaras de payaso y armas de fuego por si las moscas. Me cogieron de los brazos empujandome en el coche, me encontraba tan confusa en ese momento que al principio me costó reaccionar, pero me resistí a entrar en la furgoneta con esos extraños. Pasó todo muy deprisa que no puedo recordar nada mas, solo una mano conocida tapandome con un pañuelo empapado en cloroformo casero, que originales.




Desperté con la mirada borrosa. Sólo podía distinguir la silueta de una máscara de payaso que ya había visto antes. Parpadeé unas dos veces para acostumbrarme a la oscuridad que había y así poder ver con un poco de nitidez. Estaba atada de pies a cabeza a una silla y sentía un terrible dolor de cabeza. Frente a mí, permanecía agachado un hombre desconocido con la máscara. Estábamos sólos él y yo en toda la sala. No sentía miedo de lo que pudiera hacerme, afortunadamente no parecía que quisiera violarme porque estaba muy bien atada y con la ropa.

-Por fin despiertas, no imaginas lo aburrido que ha sido esperarte.-su manera de hablar me recordó por un momento a Sung Jae pero sabía que el no era, la voz no era la misma, este hombre desconocido tenía la voz mas suave y no daba tanto miedo como lo daría Sung Jae si estuviera en lugar de él.
 -¿Quíen eres y dónde estoy?-traté de mantenerme firme sin mostrar ninguna señal de temos. A pesar de el tipo de gente con el que me había criado nunca me había visto en una situación así. Si Jong Suk hubiera estado conmigo habría impedido que pasara esto, pero ya no estaba...
-La típica pregunta que no se va a contestar. Tengo ordenes de arriba que me prohiben decir eso, y da gracias a que esa persona también ha prohibido tocarte un pelo, porque ninguno de los que permanecen aquí se habría cortado nada, princesa.-¿Princesa? ¿A caso era una broma pesada de Sung Jae por lo que le había hecho?
-Pronto vendrán a buscarme y tu y los que hayan arriba o abajo de ti acabaréis muy mal.
-Uuh que amenazadora.-soltó una risa burlona colocándose bien la máscara de payaso.- ¿Y quién va a venir? Por lo que me han dicho te escapaste corriendo de el sitio ese, pensarán que te has escondido en alguna parte ¿La policía? No, no creo que vayan a llamar a la policia, tu familía se metería en un lio muy gordo si hicieran eso. Quizas ese...¿Cómo se llamaba? ¿Lee Jong Suk?
-¿¡Qué sabes tu de él!?-al oir su nombre pensé que algo le podría haber pasado, no sabía de que lo conocían, no solía dar su nombre verdadero a nadie, era muy maniático con eso, si se lo podía ahorrar mejor.
-Vaya, no esperaba esa reacción.-soltó una risa divertida y se levanto de la silla que había frente a mi sacando del bolsillo de su pantalón cinta aislante planteada tapándome luego la boca con ella.-En fin, ahora me tengo que ir, luego nos vemos encanto.-se perdió en la oscuridad de la habitación donde me encontraba pero aun podía oirle caminar. En el momento que salió por la puerta la luz del exterior dio diractamente en mis ojos obligándome a cerrarlos por la molestia. Antes de que cerrara la puerta pude escuchar una vos femenina que me resultaba familiar pero estaba tan aturdida por todo que no pude reaccionar y pensar en quien era.

lunes, 14 de diciembre de 2015

Diar 4

Todo un salón comedor había sido arreglado para la ocasión. Algunas caras de los presentes me eran familiares, de cumpleaños o por haberse reunido con mi padre en casa. Yo sabía que mi padre llevaba tiempo hablando con uno de sus socios sobre mi y su hijo. Realmente lo detestaba, era el ser más arrogante, creído y estúpido que había conocido y nuestros encuentros nunca habían sido agradables. Se podría decir que él mismo llevaba un tiempo detrás de mi sólo por diversión, y sabía a cerca de mi relación con Jong Suk. Pasé un rato alejada de la gente del salón, no me apetecía mezclarme con este tipo de gente después de lo ocurrido y cruzaba los dedos para que mis sospechas sobre Gong Sung Jae no fueran ciertas. Baek Hee estuvo a mi lado en todo momento hasta que fui llamada por mi padre a la mesa que me sentó frente a Sung Jae, por desgracia para mi. Sonrió de esa manera descarada e irritante para mi cuando lo miré, eso sí, he de admitir que con el traje se veía completamente distinto a nuestros anteriores encuentros, pero no lo podría haber calificado como atractivo por ese pasotismo que se hacía notar en su gente de Busan.

Apenas probé bocado. Tenía esa sensación de que, aunque tengas mucha hambre, el estómago no deja que sigas comiendo a causa de las preocupaciones que te invaden, y a mi se me estaba sumando una ese día. No soportaba tener que oír como era usada por mi padre como un objeto de transacción y ver todo el rato las sonrisitas de Sung Jae hacia mi.

Por fin pude ausentarme por un rato y aproveché para tomar el aire en el balcón del salón. Baek Hee vino a hacerme compañía y a distraerme un rato, me recordó a la infancia...Tenía ganas de desahogarme, de poder contarle todo lo sentía, todos mis pensamientos como a una amiga confidente, pero ella, por desgracia, no lo era, luego se lo contaría a mi padre...Me apoyé en la barandilla mirando al jardín sumergida otra vez en mis pensamientos tratando de ordenarlos.

-Vete de aquí.-escuché una voz que me resultaba familiar y me erizaba la piel del asco que me producía. Me giré para poder verlo. Ahí estaba Sung Jae, en la puerta esperando a que mi amiga Baek Hee nos dejara a solas. Pude distinguir en ella una mirada hacia mi que nunca había visto, esta vez superaban los celos que podía tenerme en ocasiones, pero no entendía a qué había venido eso.-¿Sorprendida por la noticia?-Sung Jae se me acercó con una sonrisa ganadora mientras sacaba de su bolsillo la cajetilla del tabaco.-¿Quieres?-me ofreció uno de los cigarros apoyandose de espaldas a la barandilla.
-No.-le contesté friamente. En ese momento habría deseardo estamparle el cigarro que se estaba encendiendo contra la cara y que se fuera de ahí dando sus típicos gritos de frustración.
-¿Por qué siempre eres tan seria conmigo?-dió una calada al cigarro para luego volver a dirijirse a mi.-Dentro de unos meses la princesita habrá salido de su casa como siempre ha querido.
-Preferiría vivir ahí o en una cuadra antes que irme a vivir contigo.
-Eish, cuanto desprecio. Lo achacaré a lo sucedido con tu perrito faldero ¿Qué? ¿Pensabas que no iba a enterarme?-soltó una pequeña risa de satisfacción que hacía que mi enfado aumentara. ¿Y a este tipo iba a tener que aguantarlo por el resto de mi vida? Antes preferiría morir.-Ahora en serio, ya sabes como es todo este mundo, nos toca aguantar con lo que los viejos quieren, asique ve mentalizandote porque no quiero tener que aguantar situaciones así constantemente.
-¿Y eres tú el que viene a decirme eso? Te recuerdo que siempre has empezado molestándome, sino quién sabe, podriamos incluso haber sido amigos.
-No creo en la amistad ente un hombre y una mujer.
-Entonces tienes la mentalidad estancada en el Joseon.
-¿A caso tienes algun amigo? Que yo sepa el que empezó siendo tu amigo te lo acabaste tirando, aunque nueno, no se si os dio tiempo a llegar a tanto.-soltó una risa que ya no pude soportar y mucho menos por su comentario de mal gusto. Cerré el pueño con fuerza para contenerme pero antes de ser consciente de lo que hacía ya e había dado un puñetado en el ojo. Creo que jamás me había sentido tan agusto ante un acto así, y esta vez Sung Jae no podía hacer nada mas que gritarme y maldecirme llamandome "perra".
Sus gritos se escuchaban por todo el salón y era cuestión de tiempo que nuestros padres aparecieran avisados por alguno de sus hombres. Aproveché la confusión de lo que había pasado y me escabullí de allí pasando inadvertida. O eso creía.

sábado, 12 de diciembre de 2015

Diar 3

Antes de poder darme cuenta había amanecido, Ji Eun dormía entre mis brazos arropada por las sabanas. Me recordó a aquella vez que nos quedamos dormidos frente a la chimenea, debajo de la mesa donde solíamos inventarios historias. No tardé mucho en volver en mi. Me levanté con cuidado de no despertarla y volví a vestirme lentamente para poder pasar más rato junto a ella, realmente no quería irme pero debía hacerlo, por ahora...Me senté a su lado acariciando su pelo.
-¿Te vas...?
-Si me quedo tu padre me matará...Te quiero Ji Eun...no se que pasará ahora pero quizás cuando nos volvemos a ver me odies...
-¿Por que iba a odiarte?
No pude responder a su pregunta, aún quería permanecer junto a ella un rato abrazando nuestro último recuerdo. Besé su frente levantándome de la cama y me dirigí a la ventana volviendo a mirarla una última vez. Yo había elegido esto, siempre me había estado preparando y no podía echarme atrás ahora, y si todo salía bien iba a poder protegerla aunque me odiara.
Salté la valla por la parte trasera de la casa y corrí calle abajo antes de que salieran a por mi al verme a través deas cámaras. No pude llevarme nada. Desde hace años había vivido acogido en el desván junto a otros tres hombres que servían a la familia Lee. No es que tuviera algo de valor pero si muchos recuerdos que había guardado, después de todo también hubieron buenos momentos gracias a ella...y ahora me preocupaba que podía pasarle...estaba convencido de que revisarían todas mis cosas, fotos, entradas de cines...

•••••••

A pesar de todo lo que había sucedido esa noche pude conciliar el sueño gracias a que Jong Suk se encontraba a mi lado. No podía entender lo último que me había dicho...¿Por qué iba a odiarle? No podía verme capaz de hacer eso, pensé que se vengaría por lo que había pasado pero él no era así, al menos que yo supiera...Me quedé pensativa durante un rato en la habitación, después de todo no podía salir, mi puerta seguía cerrada con llave y aunque tocara a la puerta la única respuesta que recibía era un seco "tenemos órdenes de no dejarla salir". Me tiré en la cama preocupada de Jong Suk, por donde había ido y si lo habían seguido...

Estuve sumergida en mis pensamientos por un largo rato. Sería casi medio día cuando escuché la llave entrando en la cerradura. Era Baek Hee, mi padre le había mandado para ayudarme a arreglarme. Traté de hablar con ella pero el ambiente era frío e incómodo, no parecía ella. Siempre había notado algo de celos hacia mi pero esta vez notaba que había algo más, como si fuera alguien distinto en el cuerpo de mi amiga.

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